domingo, 4 de enero de 2015

La república posible: El libro elegido

Diario Perfil

Por Silvia Renee Arias


Si el gran crítico es aquel que debe descubrir una verdad que estaba oculta, dar una interpretación nueva, como sostenía Adolfo Bioy Casares, los treinta "lectores especialistas", según el prólogo, que revisaron otros tantos libros para dar vida a este volumen brindan la máxima expresión de dicha premisa.

Cada breve ensayo ahonda en una literatura que da testimonio del período que atraviesa treinta años de democracia. Las veinte páginas del prólogo justifican el proyecto y son también una lección acerca de la crítica, el canon y las articulaciones del sentido. Páginas que dejan poco margen para objetar el criterio de elección. Los análisis de Los pichiciegos, de Fogwill (por Martín Kohan), El dock, de Matilde Sánchez (Paola Cortés Rocca) o Las islas, de Carlos Gamerro (Beatriz Vignoli) se incluyen por derecho propio en el posible mapa político en busca de una mirada que revisa el pasado reciente. Pero es, entre otros, en la presencia de Los conjurados, de Borges (Pablo De Santis),  Poesía Completa, de Juan Manuel Inchauspe (Carlos Battilana), Borges, de Bioy Casares (Enrique Butti) o Vivir afuera (otra vez Fogwill, en este caso por Diego Erlan), donde ese panorama se abre a aspectos sociales, económicos y éticos.
Franco Vaccarini -en su trabajo sobre Guiando la hiedra, de Hebe Uhart- dice que pensó en ese libro cuando le propusieron "un título significativo" para él. Para Ezequiel Alemian ese libro es Los autonautas de la cosmopista, de Julio Cortázar y Carol Dunlop; para Jorge Monteleone, Poemas 1960/1980, de Hugo Padeletti; para Luis Chitarroni, Tartabul, de David Viñas, y la lista sigue. Esta heterogeneidad de prosistas y poetas aporta el gran atractivo de La república posible y da visibilidad -honrando su título- a autores del interior como el citado santafesino Inchauste o el cordobés Rodolfo Godino (Estado de reverencia, por Cecilia Romana).
Presente la académica voluntad de revisar una tradición literaria con vista a "las formas que asumirá una literatura futura", al simple lector le provocará el deseo de leer a autores poco difundidos y la ansiedad de volver a las páginas de unos cuantos otros.