martes, 29 de septiembre de 2015


Un día como hoy de 1864 nacía Miguel de Unamuno, filósofo y literato español, de la generación del 98, autor de obras como “Niebla” o “La tía Tula”.
Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda.
Los temas predilectos de Unamuno -la inmortalidad, la procreación, la maternidad, la lucha del individuo por realizarse- no son sino pretextos para la exploración de sus ideas filosóficas. Empleaba un lenguaje esencial, sin adornos, para transmitir sus ideas. Buscaba un estilo desnudo que permitiera desplegarse una densidad de ideas. Unamuno luchaba con el lenguaje para conseguir lo que él llamaba "una lengua seca, precisa, rápida, sin tejido conjuntivo." Sus personajes casi carecen de descripción física, ya que lo que los definen es la lucha interior.

Nuestro Secreto

No me preguntes más, es mi secreto, 
secreto para mí terrible y santo; 
ante él me velo con un negro manto 
de luto de piedad; no rompo el seto 

que cierra su recinto, me someto 
de mi vida al misterio, el desencanto 
huyendo del saber y a Dios levanto 
con mis ojos mi pecho siempre inquieto. 

Hay del alma en el fondo oscura sima 
y en ella hay un fatídico recodo 
que es nefando franquear; allá en la cima 

brilla el sol que hace polvo al sucio lodo; 
alza los ojos y tu pecho anima; 
conócete, mortal, mas no del todo.


viernes, 25 de septiembre de 2015

Una mano sobre las aguas - William Faulkner

En el día de su natalicio, compartimos un cuento de William Faulkner, ganador, entre otros, del premio Premio Nobel de Literatura (1949) y del premio Pulitzer (1955 y 1963).


Una mano sobre las aguas
William Faulkner


I

Los dos hombres siguieron el sendero que corría entre el río y la espesa cortina de cipreses, cañaverales, gomeros y zarzas. Uno de ellos llevaba una bolsa de arpillera que había sido aparentemente lavada y planchada. El otro era un joven de menos de veinte años, a juzgar por su rostro. El río estaba bajo, con el nivel propio de mediados de julio.

-Tendría que haber estado pescando, con este nivel de agua -observó el joven.

-Siempre que quisiera pescar en este momento -repuso el mayor-. Él y Joe tienden la línea solo cuando Lonnie tiene ganas, no cuando los peces pican.

-De todos modos estarán junto a la línea -dijo el joven-. No creo que a Lonnie le importe quién los retire.

A corta distancia el suelo se elevaba ligeramente, formando una punta que se proyectaba, casi como una península. Sobre ella había una choza cónica, de techo puntiagudo, hecha en parte con lonas enmohecidas y tablones, en parte con latas de querosén aplanadas a martillazos. Sobre ella se elevaba fantásticamente una herrumbrada chimenea de cocina; cerca de la choza había una pequeña pila de leña y un hacha, y, apoyadas contra aquella, unas cañas. Luego vieron sobre el suelo, frente a la puerta abierta, una docena más o menos de trozos de cuerda recién cortados de su carretel, y una lata herrumbrada llena de anzuelos grandes, algunos de los cuales habían sido ya unidos a las cuerdas. Pero no había nadie.

La República Posible en Amsterdam

Compartimos unas fotos de Diego Bentivegna presentando el libro La república posible. 30 lecturas de 30 libros en democracia en Amsterdam.


jueves, 24 de septiembre de 2015

Castellani Crítico: ensayo sobre la guerra discursiva y la palabra transfigurada



"Castellani crítico: ensayo sobre la guerra discursiva y la palabra transfigurada de Diego Bentivegna ya en su “Preludio” se posiciona frente a una “falange” de críticos que ha apartado la vista de la obra del cura Leonardo Castellani como si se tratara del “cuerpo de un condenado”, de “lo ilegible”, de “lo monstruosamente irreductible”. Justamente, en este libro, se trata de dar cuenta de esa singularidad inclasificable en la escritura crítica de Castellani pero sin desactivarla, sin asimilarla, sin canonizarla."




Castellani crítico de Diego Bentivegna (Bs. As., Cabiria, 2013).






Conseguilo en Dain Usina Cultural (Nicaragua 4899).


Fragmento de la reseña de golosinacanibal.blogspot.com.ar/

martes, 22 de septiembre de 2015

Propiedad íntima

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Pese al título La pura luz, que parece místico en la tapa y que cuatro páginas después vira a lo político por obra del epígrafe (medio verso insistente de “La Resistenza e la sua luce”, de Pier Paolo Pasolini), este nuevo libro de Diego Bentivegna le debe su eficacia poética a un cruce sutil: la lírica y la narrativa. 
La pura luz es narrativo no a la manera de los poemas canónicos argentinos del siglo XIX (La cautiva, el Martín Fierro o El Fausto) sino de un modo más íntimo, más confesional, porque cada voz, sostenida en su propia fragilidad, tiende a imponerse a las historias o las peripecias de los personajes que se dicen a sí mismos en los versos. Y justamente, es esa renuncia a la épica, lo que los vuelve líricos. 
El libro está integrado por tres series de poemas (“Poema acéfalo”, “La loca croata” y “Los días de oro”), además de un poema inicial que se desarrolla en la forma de una enumeración evocativa. “Poema acéfalo”, el más largo, es de una belleza y de una contundencia tan delicada que queda vibrando en la memoria, casi como una experiencia personal, como una de esas vidas posibles con las que la literatura suele enriquecer a la realidad. 
En esa primera serie, Bentivegna ocupa la mente de un niño internado en un hospital de provincia, con la “cabeza/ llena de electrodos”. Es y no es ese niño. Está imbuido de sus percepciones y de sus emociones infantiles, pero a la vez conserva la memoria de poeta, la que le permite evocar, por ejemplo, a Héctor Ciocchini, en algo más que un homenaje al autor de Ofrenda, ya que le atribuye la cualidad de una luz: “Estoy sentado/ en una sala blanca./ El día es horrorosamente claro./ El día es la claridad que no se extingue.// Es la luz de Ciocchini: ¿podría ser/ acaso exterminada?”
Tanto en la composición de “Poema acéfalo” como en los otros dos, Bentivegna se vale de repeticiones, de citas más o menos ocultas y de una simplicidad que por momentos hace que sus versos suenen como una canción popular en estado naciente: “Mis muertos en la guerra,/ mis abiertos, hermanos.// Son mis muertos esclavos, / tirados en montones al borde del camino.// Son mis muertos,/ mis muertos apilados en una masa informe,/ sin nombre y sin sentido,// mis muertitos.
El diminutivo final de ese poema perteneciente a “La loca croata” exime de cualquier comentario y muestra en una sola palabra que el horror de la historia sólo puede sostenerse como empatía si es asimilado en forma de memoria personal, como propiedad íntima.  
Lo mismo puede decirse de “Los días de oro”, un poema casi arcádico en el que también aparece esta sensibilidad extrañada. Así durante una caminata por las sierras, el niño evocado puede sentir como propia la respiración asmática de su hermana: “siento cómo respira/ el modo en que resuena/ el pasaje del aire por sus bronquios:// el lugar de la voz, sin la palabra,/es un canto posible”.




La pura luz

Diego Bentivegna 
Editorial Cabiria 
Buenos Aires
2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

Conversaciones con autores de la literatura infantil y juvenil

La Gaceta Literaria
Conversaciones con autores de la literatura infantil y juvenil

ENTREVISTAS
ENTRELÍNEAS
VARIOS AUTORES
(Cabiria/Amauta - Buenos Aires) 


Es cierto que, como dice Mateo Niro en el prólogo de Entrelíneas, “uno de los campos de la cultura que mayor crecimiento y profesionalización experimentó en estas últimas décadas” fue el de la literatura infantil y juvenil.

Esto puede apreciarse en el volumen de libros editados, la llegada a nuevos lectores, las ferias, las políticas de promoción de la lectura (sea desde el Estado o desde ámbitos privados), los espacios destinados en librerías o la aparición de librerías dedicadas exclusivamente al segmento. Y, claro, en la materia prima: el surgimiento, consolidación o rescate de autores.

En Entrelíneas. 20 conversaciones con autores de la literatura infantil y juvenil aparecen, entre otros, Franco Vaccarini, Fernando Sorrentino, Sergio Olguín, Ricardo Mariño, Liliana Cinetto, Pablo De Santis, Adela Basch, Jorge Accame, Silvia Schujer y Graciela Repún. Y en cada una de ellas, Mario Méndez, también reconocido autor de LIJ, como moderador.

Los temas son variados y al mismo tiempo recurrentes: el proceso creativo, la forma de trabajo (inspiración versus transpiración, taras, obsesiones y demás), lecturas preferidas y no tanto, relación con el mercado editorial (rechazos, obras a pedido, versiones de clásicos), el papel del lector, las relaciones con los mediadores, las fronteras a veces difusas de la LIJ.

“Toda literatura es literatura infantil”, según De Santis; “los clásicos de literatura infantil que leíamos hace 40 años originalmente no eran libros para chicos”, según Adela Basch. 

Llevadas a cabo entre 2007 y 2013 y publicadas anteriormente en Libro de arena, el boletín digital del Programa Bibliotecas para Armar, dependiente del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, las voces de Entrelíneas permiten repensar esa actividad de tradición solitaria y ermitaña de quien escribe, y volverla pública, apelando al origen del lenguaje (la oralidad del hombre frente al mundo que habita) y a la entrevista, el género periodístico por excelencia, que aquí se vuelve literario.

© LA GACETA 


HERNÁN CARBONEL

viernes, 18 de septiembre de 2015

La otra división

El Litoral
Por Martín Kohan (*)
¿Qué es lo concreto del arte concreto? ¿Qué es lo concreto de los artistas concretos? ¿Y qué es lo concreto de estos Poemas concretos de Cecilia Romana, que se dejan atravesar de lado a lado por referencias a artistas y a obras del concretismo, pero están dominados más que nada por la sensación de que hay algo que se pierde o se ha perdido y no termina de saberse qué es? Esos artistas y esas obras que los poemas, uno tras otro, recorren, no se disponen como en una muestra, mucho menos como en un catálogo; se invocan para designar, cada vez, en cada texto, algo que hubo y dejó de haber, o que se esperaba y no llegó, que se buscaba y nunca se tuvo. Si hay un catálogo, es de tristezas:
“... quizás no me hicieras esperar / en esa puerta triste”;
“... la tristeza / de su taller en el 94”;
“... los mundos predecibles que me gustan: / evitan que la tristeza aparezca”;
“... Diez años después, / en Carlos Calvo esquina Perú, leí esos poemas tristes / sobre Chile que hicieron llorar a todos”;
“... estaba demasiado triste para hablar de alguien / que nunca tuvo suerte, igual que yo, que no tengo suerte”.
Si los mundos predecibles gustan porque salvan de la tristeza, ¿qué decir de la literatura, que “es más bien una lotería” , o sea, lo impredecible por definición? La literatura no es el arte, dice Cecilia Romana, o no es como el arte; es lotería, es mundo impredecible, en fin, es tristeza. Así los Poemas concretos acechan el arte, convocan el arte, se impregnan de arte, se nutren de arte; pero son, fatalmente, claro está, literatura. No evitan que la tristeza aparezca. Hacen más bien lo contrario.
Un afán muy recurrente que ponen en escena estos textos es el de ir en procura de un artista: ir a verlo (pero teniendo que esperar en la puerta triste), llegar hasta el artista (pero para saber que no hacía falta), ir a mirarlo (pero para terminar siendo mirada por él en “un acto tan ordinario”), seguir al artista (pero para perder algo), pedir un cuadro (pero para encontrarlo, años después, en un museo), esperar al artista (pero que no llegará), buscar al artista (pero para tratar de olvidarlo). De eso están hechos estos Poemas concretos: de pérdidas, de abandonos, de desencuentros. En “Correa Morales”, escribe Romana: “Él, cansado de hacer siempre / lo mismo, con fiebre, muchas veces, / elige estar solo; luego, cierra la puerta. Yo, / insistente sin remedio, golpeo, / golpeo, y me salgo con la mía”. Otra puerta triste, cerrada para estar solo, ¿de qué sirve salirse con la suya, si es a fuerza de insistencia; qué es salirse y qué es la suya, si es a fuerza de golpear y golpear? De un lado de la puerta, un artista “con fiebre”; del otro lado de esa misma puerta, una poeta “sin remedio”.
Son poemas de un querer “como nunca quise a nadie”, o de un querer “exageradamente”, o de un querer tanto que es preciso no decirlo (“lo quiere tanto, / que si se lo dijera, arruinaría todo”). Y sin embargo, todo en ellos se resuelve en despedidas o en bifurcaciones, en perderse o en no saber qué hacer al estar juntos (“Quizás nunca más pisemos esta plaza / juntos”); “La calle se abre en dos: por un lado estoy yo, por el otro / nuestra vida juntos”). Pero el arte, pese a todo, proporciona un recurso posible, su regla: la perspectiva, una forma de mirar, un lugar y una distancia.
Todo es cuestión de perspectiva, de situarse cerca o lejos: “De lejos, / tus zapatos fundan un mundo. De cerca, se le ven las manchas”. Con una suficiente distancia, cambia la forma de lo que se alcanza a ver: “Como esos círculos de colores / que se confunden a la distancia con una línea recta, / tus viajes me hacían verte distinto de lo que eras en realidad”. Con una distancia suficiente, bajo una determinada perspectiva, lo separado, lo fatalmente separado, puede llegar a verse junto, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo: “Dos pinos: él y yo. Uno mucho más lejos / que el otro y el ojo de alguien que los alinea / en el tiempo”. Este es, en cierto modo, el afán de los Poemas concretos: dar con el punto de mira que permite alinear lo que, en verdad, está separado; que parezca junto lo que en verdad no lo está.
Pero esa especie de ilusión (ilusión óptica o ilusión a secas), anhelada y obtenida en los artistas concretos, se encuentra, en los Poemas concretos, con una limitación inexorable: las palabras, más allá de lo que pueda conseguirse con el alineamiento de cada verso y con el encabalgamiento de verso en verso, quedan siempre fatalmente separados unas de otras. Parecen juntas si se las ve de lejos, en efecto; pero revelan su verdadera condición de aisladas apenas uno se acerca, apenas uno las quiere leer.
Será por eso, seguramente, que Cecilia Romana escribe: “Pero la literatura no es el arte”: en ella impera lo finalmente separado, lo que no termina de juntarse (no es así en la portada del libro, imagen de Pablo Siquier). Hay en los poemas, pese a todo, una línea de fuga posible. Línea de fuga respecto de los museos, las galerías, el selecto mercado del arte. Una fuga al mundo popular, al Club Iguazú de Floresta, con su chico de los pedidos, sus baños oscuros, “la publicidad de una cerveza que ya no toma nadie”, las fotos de All Boys en la pared. Por supuesto: esto tampoco es el arte. Pero en este club, el Iguazú, “quedaría bien el cuadro / grande, de fondo blanco y líneas negras que se cruzan”, porque esos colores son también los colores de All Boys. Y All Boys, por obra y gracia del significante, no es otra cosa que un cuadro.
Ese club, o esos clubes, All Boys y el Iguazú, definen una línea de fuga para la esfera concreta del arte concreto. Pero en ese otro mundo, el popular, existe otra realidad concreta: la del descenso. Primero como futuro presentido (“sufro porque hace tres fechas que no ganamos y si Tigre / se hace fuerte el fin de semana, nos manda a la otra división”) y luego como hecho consumado (“No sirve lamentarse porque nos fuimos a la B”). Es decir que la línea de fuga lo es respecto del circuito de la sofisticación del arte; pero no lo es respecto de la tristeza. Queda, pese a todo, en el verso final de “Albo”, una ilusión: que “vuelva a jugar en Primera a partir del 2016”. Que es ilusión en tanto el 2016 es algo que se ve de lejos. Pero a medida que la distancia se acorta, a medida que ese año se acerca, también en este universo impera la evidencia de lo perdido, la de la fatal división, la de la otra división.
Cecilia Romana. Foto: Estela Fares
(*) Presentación de “Poemas concretos” en el Centro Cultural de la Cooperación. Buenos Aires, 24 de agosto de 2015.
Pinturas: 1)“Construcción” (1945), de Alfredo Hlito y 2) Obra de Tomás Maldonado.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Segunda fundación

Marina Serrano (Quequén/Olivos, pcia. de Buenos Aires), Segunda fundación, Cabiria, Buenos Aires, 2015.

Conseguilo en Librería Guadalquivir (Av. Callao 1012) 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Entrelíneas en librerías eudeba

¡Podés conseguir Entrelíneas de Mario Mendez, coeditado con Amauta Argentina S.R.L. ahora también en las librerías eudeba!


viernes, 11 de septiembre de 2015

Domingo Faustino Sarmiento


Domingo Faustino Sarmiento (San Juan, Provincias Unidas del Río de la Plata, 15 de febrero de 1811– Asunción, Paraguay, 11 de septiembre de 1888) reunió en su persona la condición del escritor y del político. Y en ambas no pasó desapercibido: fue presidente de la República Argentina y autor de un centenar de obras. Buena parte de la vigencia extraordinaria de su fama se debe a la minuciosa descripción que realizó de la lucha entre la civilización y la barbarie como rasgos definidores de una república hispánica. Es esta misma tesis, y sus derivados, la que lo ha mantenido siempre en el epicentro de la polémica.

En San Juan fundó el periódico "El Zonda". De su obra literaria, se destacan: Facundo o Civilización y Barbarie, inspirado en el caudillo riojano Facundo Quiroga; Recuerdos de Provincia, de corte autobiográfico; Viaje, donde cuenta sus experiencias en el extranjero; Vida de Dominguito, que narra la vida de su hijo adoptivo muerto en Paraguay; Educación Popular; "Método de Lectura Gradual.







Fuente: www.cervantesvirtual.com y http://www.elresumen.com/biografias

jueves, 10 de septiembre de 2015

Georges Bataille

 Georges Bataille (Billom, 10 de septiembre de 1897 – París, 9 de julio de 1962) fue un escritor, antropólogo y pensador francés, que rechazaba el calificativo de filósofo. También es conocido bajo los seudónimos Pierre Angélique, Lord Auch y Louis Trent. 

Autor de textos polémicos, fue considerado desde "un nuevo místico" (J.-P. Sartre) o "un obseso" (A. Breton) hasta "uno de los más grandes escritores del siglo" (Michel Foucault). A través de la literatura y el ensayo, formuló una aguda crítica a la racionalidad de la palabra escrita y al concepto clásico de sujeto. Buscó despojar a sus textos de toda retórica para aproximarse a lo que él llamaba "la desnudez del ser", ya que entendía que el hombre debía dejar de "enunciar" para poder "consumar", y para ello no le quedaba otro camino que el de la "transgresión".


Desconfiaba del concepto occidental de conocimiento y saber, y pensaba que el individuo, para romper su realidad dividida, condicionada y limitada por los grandes sistemas racionales de la ética y la estética, debía recurrir al éxtasis para lograr una experiencia interior liberadora.
Fuente: www.biografiasyvidas.com y www.wikipedia.com

martes, 8 de septiembre de 2015

La pura luz


Podés conseguirlo en:

Librería Guadalquivir (Av. Callao 1012, CABA) 
Librería Norte (Av. Gral. las Heras 2225, CABA)

viernes, 4 de septiembre de 2015

¡Felíz Día de la Historieta argentina!



Hoy 4 de septiembre se celebra en Argentina el Día de la Historieta, fecha que fue elegida porque ese mismo día del año 1957 salió a la calle Hora Cero de editorial Frontera, revista donde se publicó el primer capitulo de El Eternauta.
Los orígenes de la historieta están estrechamente ligados al desarrollo del periodismo moderno. Estos orígenes se relacionan con las particulares características del periodismo norteamericano de fines del siglo XIX, el que en su puja por la conquista de nuevos lectores resuelve incorporar los novedosos y atractivos cartoons a todo color, convertidos después en historietas

La historieta en Argentina tiene sus precursores en las caricaturas de El Mosquito y en las historietas comerciales de Caras y Caretas. En 1912, con Virueta y Chicharrón, se publica en Caras y Caretas las primeras tiras con personajes fijos y el globo que encierra las líneas del diálogo. En 1928 con el Tony dedicada a la historieta marca un hecho significativo. Muchos personajes se convierten en célebres y la siguen un gran número de lectores: Paturuzú, Isidoro, Don Fulgencio, Paturuzito, Anteojito y Antifaz, Mafalda, entre otros.



Fuente: http://campus.ort.edu.ar


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ana Frank

El 2 de septiembre de 1944, Ana Frank fue enviada al campo de concentración nazi de Auschwitz. Recordamos un poco de la historia de esta niña judía alemana, mundialmente conocida gracias al Diario de Ana Frank, la edición en forma de libro de su diario íntimo, donde dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó ocultándose, con su familia y cuatro personas más, de los nazis en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial.


Al cumplir trece años, el 12 de junio de 1942, Ana recibió un pequeño cuaderno que había señalado a su padre en una vitrina unos días antes. Si bien se trata de un libro de autógrafos, empastado en tela a cuadros rojo y negro, con una pequeña cerradura en el frente, Ana ya había decidido que lo utilizaría como diario. Empezó a escribir en él casi inmediatamente, describiéndose a sí misma y a su familia, así como su vida diaria en casa y en el colegio. A falta de una «amiga del alma», según Ana, le escribía a su diario como si estuviera dirigiéndose a una amiga. Llamaba Kitty a su diario y usaba «Querida Kitty» como fórmula introductoria en alusión directa a Kathe Zgyedie, una compañera de estudios a quien llamaban afectuosamente Kitty. Escribió en forma de cartas sobre sus resultados en clase, sus amigos, chicos con los que simpatizaba y los lugares que prefería visitar en su vecindario. Si bien estos primeros escritos en su diario muestran que su vida era en muchas formas la vida típica de una escolar, también reseña los cambios que se van implantando desde la ocupación alemana. Algunas referencias parecen casuales y sin gran énfasis; sin embargo, en algunas partes describe con mayor detalle la opresión que cada día va en aumento. Escribió acerca de las estrellas que todos los judíos estaban obligados a portar en público, y también enumeró algunas de las restricciones y persecuciones impuestas en la vida cotidiana de la población judía de Ámsterdam.

Fuente: wikipedia.com

martes, 1 de septiembre de 2015

Marina Serrano




Marina Serrano (Quequén/Olivos, pcia. de Buenos Aires), Segunda fundación, Cabiria, Buenos Aires, 2015.









I

Bulgaria es una historia.

      Delgada y morena juega con piedras
      eleva en oración restos de loza: todo lo que se quiebra
     –y es vida– corre a las manos brutales, ásperas, escondidas
en lo profundo
de Bulgaria

     se recoge el pelo
deja la nuca al viento en un lugar cualquiera
que nada representa
sino Bulgaria,

eso le viene a la cabeza,
Bulgaria
con piedras en las manos.








II

Yo, para tener una vida –dijo
la mujer que deja restos calcáreos en su derrota,
gotosa falange
lloradora de piedras–
para tener una vida
voy a esperar,
–brutal y morena, oscurecida bajo los talones–
los mismos acantilados
pueden echar soga entre las cosas.

Bulgaria,
de algún modo, siempre es esperanza. 









VI

Si llueve, y ella dijo que sucede a menudo
en Bulgaria, llueven flores amarillas,
no mentiría acerca de algo tan importante:
–la espora de mi primordio
fue una flor
que llovió en Bulgaria.

Las otras lluvias
de los otros mundos
perecen envidiar:
recostadas, alcantarillas mediocres y caminos,
suben por los techos para florecer, con su raíz
de piel.

Hay tormenta, el día es casi una tarde, y salgo a la calle:
llueve un mar de flores amarillas.









XIII

No hay paisajes lógicos en Bulgaria,
no hay lógica en ningún lugar
sino un absoluto parecido.

Sentir, aunque crea
pensar:
                Nadie conoce a nadie –hasta que amanece
                no hay imágenes en la ventana, y Bulgaria
                puede ser
                un hermoso camastro– y nuestros hijos
                hijos de la piedra,

porque no hay
más que piedras
en Bulgaria,
recuerdo de heladas y cardos azules
con flores
que nadie ama.  









XIV

¿Es posible la desilusión?
Ya te lo dije: no hay más que piedras en Bulgaria.