Revista Ñ
Por Daniel Gigena
Poesía. Historia, lengua y el asombro de inmigrantes trazan en “La pura luz”, de Diego Bentivegna, un paisaje con ecos de infancia.
Luego de Las reliquias , poemario de 2012 en el que homenajeaba en la figura de sus ancestros a los inmigrantes italianos que habían llegado a la Argentina con sus sueños esbozados en lenguas dialectales, tan alejados de las guerras como de los escenarios que muchos volverían a ver sólo en sueños, Diego Bentivegna profundiza en La pura luz algunos aspectos que allí podían insinuarse.
El antagonismo entre Europa y América, entre el pasado de oro y el presente, entre el mundo rural y el de las ciudades; también las inesperadas semejanzas en las evocaciones que despierta “la llanura fúnebre” entrevista desde trenes en movimiento: “un tallo que persiste en un paisaje/ de Marte, en un desierto”.
El epicentro es Bulgaria. Y el epicentro de un lugar es siempre una persona. Y la persona que se hace única es la amada, la deseada, la controvertida, la invasora. A menos que sea una misma: “Un paseo por el útero de piedra / siempre debe ser lo que es: un paseo, / nunca una estancia”.Dividido en tres partes, Segunda fundación recorre dos veces Bulgaria y una vez otros muchos lugares (Moscú, Florencia, Roma, Tesalónica, México, Nueva York, Luján) y el periplo es también el de un recorrido o destino o voz del mundo femenino, que espacia del meticuloso plano del cuerpo erótico a la voz que clama por la Virgen, Madre Santísima.Esa rara amalgama, en esa selva recorrida por serpientes, por mujeres cansadas de trabajar que fuman hasta la madrugada y por súplicas a Santa María, condice con un estilo libérrimo, donde lo coloquial no impide la apelación críptica o la sentencia escalofriante: “Abrígate, que hoy te visitará la muerte, abrígate -dijo”.
Marina Serrano, autora de Formación Hospitalaria (2006) y La única cosa necesaria (2012) afirma su voz iconoclasta con estas fotos de viajes que estallan en vívidos retratos, en confesiones grabadas a fuego o en situaciones inolvidables.
Marina Serrano, autora de Formación Hospitalaria (2006) y La única cosa necesaria (2012) afirma su voz iconoclasta con estas fotos de viajes que estallan en vívidos retratos, en confesiones grabadas a fuego o en situaciones inolvidables.